Al lado de mi casa, a escasos 100 m, esta noche hay un concurso de jovenes raperos, se meten por mi ventana y su escenario es la Plaza donde esta la Iglesia de San Miguel. Un rincón curioso de este barrio, ocupado por las mañanas por parroquianos, zona de paso para salir hacia la ronda, para coger el bus o el metro, placita de guiris sorprendidos.
Vengo de recorrer las calles, de patear esta ciudad amable al callejeo, preparados para el otoño vuelve a regalarnos una noche de verano, las ventanas abiertas, entran las conversaciones y se mezclan con mi tecleo, estoy despierta, muy despierta y atenta.
En breve arrancarán rutinas de la noche, pasaran barriendo y limpiando las calles, regresarán de marcha jovenzuelos puestos con sus ultimas canciones a voz en grito, y luego el silencio se apoderará del barrio.