
Este es mi abuelo, hace muchos, muchos años, con mi madre en brazos.
Hoy me llega la noticia, desde España. Empieza a tener síntomas de demencia senil; 94 años de mente prodigiosa, de recordar textos y poemas de principios del siglo pasado, de narrar cada viaje y cada anécdota con la precisión de un forense. Abuelo de batallitas infatigables, de curiosidad por todo lo imaginable. Hace poco era él quien me contaba sobre los chinchorros, averiguando de insectos que no verá con un camarero ecuatoriano con el que conversaba (y apabullaba seguramente, todo su carácter de anciano indomable). Y ahora los cables le están dejando de funcionar, y me deja con una profunda tristeza, porque le creí eterno y pensé que siempre tendríamos tiempo ambos para sentarnos tranquilamente y escucharle con la calma necesaria, para averiguar de su historia, para convertirme en testigo de su memoria.
Se quedan mil preguntas por hacer y otras enredadas entre ese sitio extraño entre las tripas y el cerebro.
Navegarán por otros lugares sus neuronas cansadas de tanto trabajo, ojalá le estén llevando a nuevos sitios curiosos, donde satisfacer sus ansias de aprender y saber.
Hoy me llega la noticia, desde España. Empieza a tener síntomas de demencia senil; 94 años de mente prodigiosa, de recordar textos y poemas de principios del siglo pasado, de narrar cada viaje y cada anécdota con la precisión de un forense. Abuelo de batallitas infatigables, de curiosidad por todo lo imaginable. Hace poco era él quien me contaba sobre los chinchorros, averiguando de insectos que no verá con un camarero ecuatoriano con el que conversaba (y apabullaba seguramente, todo su carácter de anciano indomable). Y ahora los cables le están dejando de funcionar, y me deja con una profunda tristeza, porque le creí eterno y pensé que siempre tendríamos tiempo ambos para sentarnos tranquilamente y escucharle con la calma necesaria, para averiguar de su historia, para convertirme en testigo de su memoria.
Se quedan mil preguntas por hacer y otras enredadas entre ese sitio extraño entre las tripas y el cerebro.
Navegarán por otros lugares sus neuronas cansadas de tanto trabajo, ojalá le estén llevando a nuevos sitios curiosos, donde satisfacer sus ansias de aprender y saber.
1 comentario:
sí, una siempre se queda siempre con la esa sensación de que no haber dedicado suficiente tiempo, de que se acaba el tiempo que se creía tener, de que se pierde un mundo... tal vez para ganar otros a pesar de las tristezas.
besos pelirroja. creo que nos veremos pronto, en cuanto le encuentre el sitio a mi cabeza :)
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