Juanjo, nos lleva de excursión a los españolillos felices como perdices. Y nuestra primera parada es para almorzar el Día de Todos Los Santos, que aquí se celebra el 2 de noviembre. Cruzamos junto al Progreso, finca donde se vivió una extraña etapa de Galápagos, con derecho de horca y cuchillo por Cobos, cacique oligarca local. Pasamos el cementerio, donde puestos de comida rivalizan con los cantos del Santo, Santo de los Beatles, adaptaciones que reconozco de las misas de los 80 en España.
Hornazo, Fritada y Seco de pollo; probar el mote, maíz de kiko gordo, cocido y algo soso a mi paladar, maduro, cerves y risas.
Y al Junto, bella laguna, agua de lluvia que aprovecha escurriendo los suelos para colonizar un antiguo cráter, dormido y apaciguado con sus aguas. Humedad, garúa, y frío en contraste a los campos de lava de la costa. Fragatas que se lavan y en acrobacias de locas mojadas se secan las plumas en picados imposibles.
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