Desde Quito, a la carrera, en el viaje menos planificado de mi vida, taxi a las 8 de la mañana, a la estación
de buses, sin tener claro ni horarios ni casi destino.
Divertidas, escapabamos de la brumosa Quito, medio adormiladas. Con la niña Maria de compañera, nos encaminamos a la Laguna de Quilotoa. Un cambio tan tremendo de paisajes, despues de las islas, que mis ojos se llenaron de verdes, de montañas, de pastizales, de bosques, ...mientras el loco busero giraba en curvas imposibles. Quilotoa nos recibio con frío, y sin pistas de la laguna, que se esconde tras una loma, esperando a que te acerques para encontrarte con su impresionante aspecto. Colgada a 3.800
metros, un crater perfecto, y un lago de verdes que se ondulan y cambian con el viento, con las nubes. Y cara de lelas, con falta de aire en los pulmones, empezamos a bajar en un paseo tranquilo, parando en cada mata, intentando reconocer cada fllor, cada hoja, ...con la botánica en contra. Se respira una paz calmada, una lentitud extraña, ...algo que te engancha al paseo tranquilo, a dejar en blanco pensamientos y llenarte de nubes.
Sentadas nos encontramos con un holandes que está en Colombia y tuvimos una peregrina y curiosa discusion Uribe-Correa, donde gentes de fuera (las hispanicas pro-correa, el holandes pro-uribe) defendían, cada uno desde donde mira, desde donde conoce y siente. Ecuador nos ha
atrapado, y saltamos a la mínima si nos tocan, ...deberíamos conocer el mundo entero y así lo sentiriamos como propio.
El frío llegó en la noche, desacostumbrada, tiritaba conmo una hoja, y estaba medio enfadada medio divertida, por recuperar estas sensaciones olvidadas. Noche de estufa, de sopa (por fín, en su contexto!!!), y de mantas zamoranas.
Hoy el día ha sido viajar hasta Baños, disfrutando los buses, donde suben y bajan personajes increíbles, que te venden, que te cuentan, que te despiertan sonrisas. El mejor, en Ambato, le hubiera comprado a su madre si la pusiera en venta, gracia, salero, y 20 minutos para conquistarte con unas galletas rellenas de fresa (y no me gusta la fresa!!!) y 50 centavos. El tiempo es relativo, es elástico, es menos importante o tan importante que cada minuto puede ser regalado en una mirada, en una sonrisa, en un apreton de manos, en un abrazo, ...perder minutos para ganar horas.
Y el Tunguragua, imponente, activo, eruptando humo, y a la vez como tranquilo en su intranquilidad ...y yo con la mirada pasmada, ya que sigue siendo para mi, algo inimaginable, casi como un escenario, una pelicula, ...no termino de creer en estas montañas inmensas y llenas de fuerza.
Besos de charlatanes que enseñan y volcanes que se revuelven

Divertidas, escapabamos de la brumosa Quito, medio adormiladas. Con la niña Maria de compañera, nos encaminamos a la Laguna de Quilotoa. Un cambio tan tremendo de paisajes, despues de las islas, que mis ojos se llenaron de verdes, de montañas, de pastizales, de bosques, ...mientras el loco busero giraba en curvas imposibles. Quilotoa nos recibio con frío, y sin pistas de la laguna, que se esconde tras una loma, esperando a que te acerques para encontrarte con su impresionante aspecto. Colgada a 3.800

Sentadas nos encontramos con un holandes que está en Colombia y tuvimos una peregrina y curiosa discusion Uribe-Correa, donde gentes de fuera (las hispanicas pro-correa, el holandes pro-uribe) defendían, cada uno desde donde mira, desde donde conoce y siente. Ecuador nos ha

El frío llegó en la noche, desacostumbrada, tiritaba conmo una hoja, y estaba medio enfadada medio divertida, por recuperar estas sensaciones olvidadas. Noche de estufa, de sopa (por fín, en su contexto!!!), y de mantas zamoranas.
Hoy el día ha sido viajar hasta Baños, disfrutando los buses, donde suben y bajan personajes increíbles, que te venden, que te cuentan, que te despiertan sonrisas. El mejor, en Ambato, le hubiera comprado a su madre si la pusiera en venta, gracia, salero, y 20 minutos para conquistarte con unas galletas rellenas de fresa (y no me gusta la fresa!!!) y 50 centavos. El tiempo es relativo, es elástico, es menos importante o tan importante que cada minuto puede ser regalado en una mirada, en una sonrisa, en un apreton de manos, en un abrazo, ...perder minutos para ganar horas.
Y el Tunguragua, imponente, activo, eruptando humo, y a la vez como tranquilo en su intranquilidad ...y yo con la mirada pasmada, ya que sigue siendo para mi, algo inimaginable, casi como un escenario, una pelicula, ...no termino de creer en estas montañas inmensas y llenas de fuerza.
Besos de charlatanes que enseñan y volcanes que se revuelven
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