lunes, octubre 22, 2007

cielos y atardeceres


A veces se te olvida la belleza y la luz de Galápagos, te come la rutina, te acostumbras a no mirar y no ver, ...hasta que alguién te recuerda, te pide un cielo y de sopeton te baja a la realidad.

he vuelto a mirar estos cielos, en la tarde asomando ya la luna regorda como un queso, y en la noche con la guia de la cruz del sur y una osa mayor patas arriba, cosas de los hemisferios, ...intento prometerme, que, al menos en un minuto al día, respiraré, respiraré y miraré.

Gracias por hacerme recordar, gracias por fijar instantes, gracias por estar ahi, en Quito, en Madrid, en Cristobal.

miércoles, octubre 03, 2007



Me traje cosas, como caracol que lleva sus recuerdos. Como esa muñeca de piel de naranja, que me recuerda otros años, otras gentes, y que une por primera vez en mi vida España y la America Latina. Tambien traje el tabaco, con idea de dejarlo aqui, definitivamente, aun no he podido, aun sigue conmigo.

RECUERDOS


Así es la pared de mi casa en las Encantadas, cargada de recuerdos, que a veces, me acompañan y a veces, me dan punzadas de nostalgia. Y me apetecía colgarlas y verlas desde fuera en este espacio raro, virtual, verdad y mentira a la vez. Os echo de menos, pero lo mejor es saber que existís.


- Y entonces, un día, algo muere dentro de ti.
- ¿Algo muere? ¿Él qué?
Ella negó con la cabeza.
- No lo sé. Algo. A fuerza de mirar, día tras día, cómo el sol se eleva por el este, cruza el cielo y se hunde por el oeste, algo, dentro de ti se quiebra y muere. Y tú arrojas el arado al suelo, y con la mente en blanco, emprendes el camino hacia el oeste. Hacia el oeste del sol. Y sigues andando como un poseso, día tras día, sin comer ni beber, hasta que te derrumbas y mueres. Esto es lo que se llama histeria siberiana.

Al sur de la frontera, al oeste del sol
Haruki Murakami